El hielo se derrite en el otro extremo del mundo y las costas de todo el planeta ya están sufriendo las consecuencias. Pero lo que muestran las nuevas simulaciones científicas es aún más sorprendente: el nivel del mar no está subiendo al mismo ritmo en todas partes. En algunas cuencas oceánicas, podría incluso alcanzar varios metros en dos siglos. ¿Por qué hay tanta diferencia entre las distintas regiones? ¿Y qué zonas se verán más afectadas?
El deshielo de los casquetes glaciares polares no solo hace subir el nivel de los océanos, sino que también modifica las corrientes, influye en las temperaturas a distancia y altera el clima mundial. Solo la Antártida contiene suficiente agua helada como para elevar el nivel medio del mar unos 58 metros.
Para comprender mejor estos efectos, un equipo de investigadores ha combinado modelos informáticos de casquete glaciar, clima global y Tierra sólida con el fin de observar las complejas interacciones entre el océano, la atmósfera y el hielo. Su estudio, publicado en Nature, muestra que el futuro de la Antártida depende directamente de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Si el mundo cumple el objetivo del Acuerdo de París (+1,5 °C), gran parte de la capa de hielo podría sobrevivir. Pero en caso de emisiones elevadas, el deshielo podría acelerarse y amenazar no solo la Antártida occidental, ya inestable, sino también la parte oriental, considerada hasta ahora más resistente.

¿Por qué el mar no sube por igual en todas partes?
A diferencia de una bañera que se llena de manera uniforme, la subida del nivel del mar es muy variable según las regiones. Hay varios mecanismos que lo explican:
- Gravedad: los casquetes glaciares atraen el agua a su alrededor. Cuando se derriten, esta atracción disminuye, lo que puede provocar una bajada del nivel del mar en las proximidades, pero una subida acentuada en alta mar.
- Cambio en la rotación de la Tierra: la pérdida de masa de hielo desplaza ligeramente el eje de rotación, redistribuyendo el agua a escala planetaria.
- Rebote de la Tierra sólida: a medida que disminuye el peso del hielo, el manto terrestre, fluido como el sirope, se eleva. Este rebote puede aislar ciertas porciones de hielo de las aguas cálidas y ralentizar el deshielo, especialmente en la Antártida occidental.
- Efecto paradójico: el deshielo inyecta agua fría en los océanos del sur, lo que tiende a ralentizar temporalmente el calentamiento global, al atrapar el calor en las profundidades oceánicas.
Pero esta disminución del calentamiento global no compensa la subida del nivel del mar: el mar seguirá subiendo, aunque el deshielo se ralentice.

Cartografía de las zonas más amenazadas
Escenario moderado (reducción parcial de las emisiones):
- más de 0,1 metros de elevación relacionada con la Antártida de aquí a 2100;
- más de 1 metro de aquí a 2200;
- añadiendo Groenlandia y la dilatación térmica de los océanos: entre 0,32 y 0,63 metros para 2100;
- el aumento más acusado se produce en las cuencas del Índico, el Pacífico y el Atlántico occidental, hasta 1,5 metros solo desde la Antártida para 2200;
- las zonas afectadas son Jamaica, las Islas Marshall y las naciones insulares del Pacífico.
Escenario de emisiones elevadas:
- más de 0,3 metros para 2100;
- más de 3 metros para 2200, solo por la Antártida;
- algunas zonas del Pacífico Norte ecuatorial (Micronesia, Palau) y de la cuenca atlántica podrían experimentar hasta 4,3 metros de elevación para 2200 solo por el deshielo antártico.
Este escenario se considera poco probable según las tendencias actuales, pero pone de relieve las consecuencias de una actitud pasiva frente al cambio climático. Para visualizar estas proyecciones, los investigadores han simulado la evolución del espesor de la capa de hielo antártica, así como su contribución a la elevación del nivel del mar según diferentes escenarios de emisiones (RCP4.5 y RCP8.5) y en dos horizontes temporales: 2100 y 2200.
Evolución del espesor de la capa de hielo antártica según dos escenarios climáticos (RCP4.5 y RCP8.5) y dos horizontes temporales: 2100 y 2200, con la posición modelizada de la línea de varada. Los gráficos e) y f) muestran la contribución de la Antártida al aumento del nivel del mar y la pérdida de masa en gigatoneladas. Las curvas distinguen entre la Antártida occidental (WAIS), la oriental (EAIS) y el conjunto del continente.
Una cuestión de justicia climática
Los Estados insulares, que se encuentran entre los menos responsables del cambio climático, ya se encuentran en primera línea: erosión costera, desplazamientos forzados de población y amenazas a los ecosistemas. Sin embargo, muchos de ellos desempeñan un papel motor en las negociaciones internacionales.
Proteger estos territorios exigirá reducciones de las emisiones mundiales mucho más rápidas que las prometidas actualmente.