Congelar el pan no solo permite reducir el desperdicio de alimentos, sino que también puede aportar beneficios para la salud. Resulta que el pan congelado y descongelado puede afectar al nivel de glucosa en sangre. ¿Qué tipo de pan es el más adecuado para congelar y cómo prepararlo adecuadamente?
Según un estudio publicado en la revista European Journal of Clinical Nutrition, el consumo de pan que ha sido previamente congelado y luego descongelado puede conducir a un aumento más lento del nivel de glucosa en sangre. Este efecto se debe al proceso de retrogradación del almidón, que se produce bajo la influencia de bajas temperaturas. Como resultado de este proceso, se forma almidón resistente, que no se digiere en el intestino delgado, sino que llega al intestino grueso, donde desempeña una función similar a la de la fibra.
El almidón resistente, formado durante la congelación, se convierte en un caldo de cultivo para las bacterias intestinales beneficiosas y contribuye a la producción de compuestos como el butirato, que tienen un efecto positivo en la salud intestinal. Por lo tanto, el pan congelado puede ser una mejor opción para las personas que se preocupan por mantener un nivel estable de azúcar en sangre.
¿Qué pan es mejor congelar?

No todos los panes son aptos para la congelación. Los productos rellenos, como los bollos dulces o los pasteles de levadura, pueden perder su sabor y consistencia después de descongelarse. Los más adecuados son los panes integrales, de centeno y de harina integral. También es posible congelar pan blanco, pero después de descongelarlo puede perder esponjosidad.
En muchos hogares polacos, congelar el pan es una práctica habitual, pero no siempre se hace de la manera adecuada. Es importante saber cómo preparar el pan o los bollos para congelarlos, de modo que conserven al máximo sus propiedades.
¿Cómo preparar el pan para congelarlo?

Antes de meter el pan en el congelador, es recomendable dividirlo en porciones más pequeñas. De este modo, se puede descongelar solo la cantidad necesaria en cada momento. En el caso del pan casero, el pan o los bollos deben estar completamente fríos antes de congelarlos.
También es importante utilizar un envase adecuado. Lo mejor son los recipientes herméticos para congelar o las bolsas especiales con cierre hermético. Para evitar que las rebanadas se peguen entre sí, conviene separarlas con papel o papel de aluminio. Esto facilita la extracción posterior de porciones individuales.
No se debe volver a congelar el pan una vez descongelado, ya que esto puede afectar negativamente a su sabor y textura.