Arquímedes se adelantó casi dos milenios a Newton, pero la humanidad no pudo aprovecharlo…
La importancia de las matemáticas combinatorias
En el siglo XVII, Newton y Leibniz escribieron las fórmulas en las que se basó la humanidad para:
- crear megaestructuras (puentes, rascacielos…);
- desarrollar las teorías combinatorias que condujeron a la programación, y por tanto a la informática y todo lo que de ella se deriva (incluso la IA);
- conquistar el cielo y el espacio.
¿Y si le dijéramos que los cálculos más importantes de estos investigadores del siglo XVII ya se habían plasmado en papel más de 1800 años antes de su nacimiento? Mejor aún, ¿y si le dijéramos que lo perdimos todo por culpa del error de un grupo de monjes? ¡Esa es la pequeña historia que le vamos a contar hoy!

El libro, conocido hoy en día como el Palimpsesto de Arquímedes, incluía el primer enfoque conocido de lo que hoy llamamos matemáticas combinatorias. La base sobre la que se sustenta nuestra ingeniería moderna en forma de física teórica capaz de calcular superficies y volúmenes y, a grandes rasgos, las matemáticas necesarias para que hoy en día, en la escuela, podamos deducir el tiempo que tarda un tren en ir del punto A al punto B. Todo esto ya existía en el siglo II a. C.
Siglos de progreso borrados para escribir conjuros
Mientras el filólogo danés Johan Ludvig Heiberg estudiaba manuscritos medievales en su laboratorio en 1906, se topó con un libro de oraciones y cantos religiosos bastante peculiar. El libro, escrito por monjes del siglo XIII, parecía contener los restos de un segundo texto. Era como si los monjes hubieran utilizado un pergamino ya escrito para escribir sus salmos encima. Seguramente ya habrás comprendido lo que ocurrió. Tras investigar un poco más, Heiberg logró identificar parte de un texto borrado de Arquímedes que correspondía a una de sus obras perdidas, el Método de los teoremas mecánicos.

Hubo que esperar más de 90 años para que, tras décadas desaparecido, la ciencia volviera a hacerse con el manuscrito tras una subasta en la que un comprador anónimo lo adquirió por 2 millones de dólares. Gracias a técnicas modernas que utilizan rayos ultravioleta, infrarrojos y rayos X, los científicos descubrieron el texto matemático oculto en el pergamino. Un avance revolucionario capaz de cambiar la historia de la humanidad que, por desgracia, llegó demasiado tarde.
En defensa de estos monjes, hay que señalar que cuando destruyeron el pergamino en Constantinopla varios siglos antes, probablemente no sabían lo que tenían ante sus ojos. En aquella época, el pergamino era un bien escaso y caro, por lo que a menudo se raspaban los textos antiguos para crear libros religiosos.
Esta práctica de reutilizar el pergamino se conocía como palimpsesto, lo que dio lugar al nombre de palimpsesto de Arquímedes, con el que se conoce hoy en día esta gloriosa pieza arqueológica. Por desgracia, nunca sabremos qué habría pasado si esos cálculos no se hubieran borrado, ni qué otros avances o revelaciones se esconden en todos esos libros reciclados que hoy sirven como recopilaciones de salmos y oraciones.